Que adorable momento 🤗
Hace un par de años, Sam Clarence decidió adoptar a un adorable perro del refugio Bull Breed Rescue, ubicado en Christchurch, Nueva Zelanda. Desde ese momento, ha visto cómo el perro que estaba sin hogar pasó de ser muy nervioso a convertirse en un perro bastante peligroso y cariñoso. Stanley, como se llama el perro, ha dejado en claro que le encanta estar con su padre y se niega a soltar su mano, sin importar la actividad que estén haciendo, incluso cuando el momento no es conveniente.
“Tenemos que estar tocándonos en todo momento. Es muy contundente al respecto”, dijo Sam. Esta hermosa relación comenzó cuando Sam se ofreció como voluntario para pasear a los perros en el refugio de animales de la ciudad. En ese momento, los miembros del refugio encontraron a dos cachorros de 6 meses que estaban viviendo en una propiedad abandonada junto a su madre.
En el refugio, pensaron que Sam sería el candidato perfecto para cuidar a uno de los perritos recién rescatados por unas semanas. Sam no dudó en aceptar la oferta, pero tan pronto como vio la fotografía de Stanley, supo que sería un proceso con otro final. Al parecer, sintió una fuerte atracción por el perro, como si fuera amor a primera vista, por lo que decidió ofrecerle un hogar para siempre. “Estaba aterrorizado cuando llegamos a casa, le tomó una hora salir lentamente del auto. Una vez que salió, le di un gran baño, algo de comida y una cómoda cama frente al fuego”, agregó el hombre.
Stanley poco a poco se adaptó a su nuevo hogar, pero mientras tanto, parecía establecer un vínculo bastante fuerte con su nuevo padre. Desde que llegó, quería dormir en la cama junto a él, pero lo más curioso es que siempre quería estar tocándolo para tranquilizarse. “Se acostaba detrás de mí y siempre tenía al menos una pata tocando mi espalda. Si yo me movía, él se movía”, comentó. Ya han pasado más de dos años, y aunque Stanley es más sabio, nunca ha perdido la necesidad de estar acompañado por su humano preferido.
Incluso cuando emprenden diferentes viajes por carretera, el adorable perro insiste en tocar la mano de Sam. “Si estoy conduciendo, tenemos que estar en contacto o él me obligará a hacerlo. Si estamos viendo la televisión, lo mismo. Voy a tener patas volando hacia mí hasta que lo toque. Es solo su peculiaridad. Si no estoy cerca, él también se lo hará a mi compañero de casa”, continuó. Sin lugar a dudas, Stanley ama a su padre y parece estar muy agradecido con él, por lo que quiere demostrárselo en todo momento.
Ahora, ambos disfrutan viviendo nuevas aventuras al aire libre cuando viajan a diferentes partes de Nueva Zelanda y son extremadamente felices. Si casualmente se encuentran con una playa, un río o un lago en medio del viaje, Stanley no duda en saltar del auto y meterse en el agua. “Vive para complacer, así que sigue la corriente. Es muy feliz y se ríe un minuto. Nunca había conocido a un perro con una personalidad tan grande”, destacó Sam. Está claro que Sam no pudo encontrar a un mejor compañero de viaje.
A continuación puede ver el vídeo donde se ve a Stanley en el auto con Sam siempre en contacto:
Comparta con sus amigos y familiares esta historia que demuestra el vínculo tan fuerte que pueden tener los perros con sus dueños.